“PERO ¿QUÉ ES LA TERAPIA GESTALT?









“PERO ¿QUÉ ES LA TERAPIA GESTALT? (1) (2)

“La manera más salvaje
selvática y salvadora
de mover el cuerpo,
la manera más sutil y muscular,
más cercana a la Materia
Hecha Fuente Porque Fuente Es,
el movimiento corporal más insultante de todos
y, sí, si (se) quiere,
el más amoroso
 es la palabra y hablar.
Enric Cassases”

Antes de empezar a hablar específicamente de sexualidad, he querido añadir esta parte general referida al enfoque gestáltico, especialmente pensada para lxs lectorxs que no lo conozcan, o no lo conozcan suficientemente como para poder encuadrar lo que seguirá de un modo satisfactorio. Así pues, ¿qué es la terapia gestalt, entonces? Hablar salvajemente, sí, eso es la terapia gestalt… también. Salvajemente, en el sentido de ir a la raíz de la palabra, a su alma. Aprender a decir desde la Fuente, corporeizar el verbo, nombrar —no enumerar, sino dar nombre, que es otra cosa— los sentimientos, las emociones, las sensaciones. Manifestar sutil y muscularmente lo íntimo, lo presente, lo antiguo. Hablar salvadoramente; porque decir y llorar, y gritar, y gemir, y exhalar, y orgasmardiciendo… ayudan a eludir el acting, esto es, el convertir en acción lo que no lo es. Darle a la palabra todo su poder salvador:

"El conocimiento y la sabiduría se manifiestan mediante la palabra, en Delfos es donde se pronuncia la palabra divina, Apolo —etimológicamente, el que hiere o actúa desde lejos—(31) es quien habla a través de la sacerdotisa, no precisamente Dionisos."

Hablar selváticamente, como los animales que poseen el ánima, la espontaneidad (Naranjo); hablar como las plantas, maestras de la autorregulación organísmica (Perls). Aprender a cantar en lugar de contar, discurso en lugar de rollo, hablar en lugar de blablar. Convertir el decir de sí en un Trabajo, también corporal (cerebro reptiliano), también emocional (cerebro límbico), también cognitivo (cerebro cortical), finalmente… Al respecto de la terapia gestalt, dice Paco Peñarrubia, cofundador con un servidor y otrxs colegas (32) de la Asociación Española de Terapia Gestalt (AETG), la sociedad que reúne a lxs gestaltistas españolxs:

"Encuadrada en el movimiento de la Psicología Humanista, la terapia gestalt comparte con dicho movimiento la visión esperanzada del ser humano que tiende a su autorrealización, no como individuo patologizado sino con recursos saludables para su desarrollo óptimo en el aquí y ahora; un tiempo presente y puntual, despojado de absolutos e inmerso en una situación interrelacional con los otros y con el  mundo. La terapia gestalt, más que una teoría de la psiquis, es un eficaz abordaje terapéutico y una filosofía de vida que prima la consciencia (awareness, darse cuenta), la propia responsabilidad de los procesos en curso y la fe en la sabiduría intrínseca del organismo (la persona total que somos) para auto-regularse de forma adecuada en un medio cambiante. Antepone la espontaneidad al control; la vivencia, a la evitación de lo molesto y doloroso; el sentir, a la racionalización; la comprensión global de los procesos, a la dicotomía de los aparentes opuestos... Y requiere del terapeuta un uso de sí como instrumento (emocional, corporal, intelectual) que transmita una determinada actitud vital en vez de practicar únicamente una técnica útil contra la neurosis".(33)

Aparentes opuestos.

"Pues más allá de la aparente enemistad entre opuestos se oculta, intangible y cálido, el Otro que observa y que al observar Crea (…). El tercero que, indiferente, observa la mecánica envolvente de los contrarios (…) Es la Enantiodromía, esta idea importantísima que nos regaló Heráclito: los opuestos se abrazan, las polaridades tienden a unirse, a encontrarse. El camino arriba y abajo son uno y el mismo... También la naturaleza tiende a lo opuesto, y de ello y no de lo idéntico es de donde obtiene el acorde". (34)

Así que entrenarse en esa disciplina, la terapia gestalt, «que requiere el uso de sí como instrumento», sea con fines personales o profesionales, o con ambos a la vez, requisito básico y previo para poder utilizarse limpiamente como herramienta, como gestaltista, podemos entenderlo, en mi opinión, aunque suene paradójico, casi casi como un re-formarse o como un de-formarse, o con ambas cosas a la vez, si nos permitirnos forzar la metáfora. (véase https://www.aulagestalt.com/formacion/formacion-en-terapia-gestalt/)

Deformarse, porque la experiencia de esos años de formación (o de deformación), de terapia (cuando estos últimos son al menos tres o cuatro, por regla general), suponen para muchas personas un dejar caer sus ideas y pre- conceptos sobre sí mismas.

Como los metales rígidos y fríos que, en contacto con cierto grado de calor, se funden en un magma que es capaz de tomar, en las manos del nuevo forjador (unx mismx, ahora adultx), la forma adecuada a su uso pertinente en el presente. El proceso puede llegar a ser un encuentro, esencial a veces, otras no, con lo que uno decidió no-ser, con la identidad negada; y también con lo que la persona va hallando, finalmente, que va siendo. Un Trabajo de autoconocimiento como individuo en-contacto (o self). Un Viaje que tiene como objetivo principal, me parece, buscar lo más genuino de unx mismx. En esa búsqueda de lo más «verdadero» interno (y, desde ahí, de lo externo), de lo más fidedigno de cada quien, la persona suele topar generalmente con un asunto que tiene dos caras, como en el mito de Jano.

"Tradicionalmente los dos rostros de Jano representan su facultad de ver adelante y atrás (…) e insinúan un tercer rostro (invisible) que observa el eterno presente. Este tercer rostro destruye el pasado y el futuro, es el rostro que contempla la eternidad".(35)

En nuestro caso, una de las caras corresponde al carácter, a la patología fundamental de la persona, al disfraz que elegimos para dejar de sencillamente-ser, en su día, cuando éramos niñxs, cuando estábamos construyendo-nos como personas. (36) 

El carácter es también el color y la estructura de las lentes que nos ponemos, muchas veces sin darnos cuenta, para ver el mundo. De tal manera que la persona, si no es consciente de ese aspecto, tenderá a confundir sus propias manías con verdades como puños; tenderá a seleccionar interesadamente aquellas teorías o doctrinas que más le convienen para confirmar o desmentir este o aquel guion neurótico personal, llamando a eso su ideología; tenderá, finalmente, a confundir al otrx, al tú, con el objeto interno que necesita para que su mundo  perceptivo no se desestabilice, pero lo borrará (al otrx) como persona, en su diferencia, como alguien con vida propia llena de tantas sorpresas como unx sea capaz de admitir. 

La otra cara del mismo asunto es ese mismo carácter transformado o destilado, o bien, también, lo que se llama la Esencia en el lenguaje del eneagrama, en contraposición al ego. El carácter limpiado a través del Trabajo personal necesario para quitarse de encima todo el lastre posible de la historia y de la biografía —las partes antiguas y calcificadas—, de tal manera que, como decía Fritz Perls, el padre fundador del enfoque, unx pueda reaccionar a la situación presente frescamente, como situación presente que es (actual, real), y no en función de la escena que estamos superponiendo, según los asuntos inconclusos que llevamos en la mochila de la patología. Decía Perls:

"A medida que el niño empieza a desarrollar sus medios de manipulación, adquiere lo que se llama carácter. Mientras más carácter tiene una persona menor es su potencial. Eso suena paradójico, pero una persona de carácter es una persona predecible, que tiene un número limitado de respuestas fijas ante cualquier situación".(37)

Este Trabajo de transformación y puesta a punto, de conversión del veneno en remedio como decían los antiguos, es con toda probabilidad el punto esencial de todo el proceso. 

El Trabajo de auto-conocimiento gestáltico supone también un re-formarse. Tener una «segunda oportunidad» para mirarse a unx-mismx-en-contacto-con-el-otrx (o self, repito). Una nueva ocasión para mirarse como adultx que se acuerda de que una vez fue niñx, aprendiendo a reconocer a la vez lo propio y lo ajeno; precisamente eso que entonces, como infante, no fue posible: ¡bastante teníamos con sobrevivir, o con conservar la salud física o mental!

Si bien la gestalt en la que creo es una de dar cabida y favorecer la frescura y el desatasque de corsés y de guiones preestablecidos (el profundo Eros, como veremos), también es cierto que me parece fundamental el acceso a lo doloroso, a lo disfórico. No hay verdadera eu-foria,* capacidad auténtica para vivir simplemente bien, sin dis-foria El acceso a los disfórico, también, como camino para verificar experiencialmente aquella aseveración del fundador, de Perls, de que la enfermedad mental (en sus diferentes grados y aspectos, la neurosis colectiva que todos padecemos, como decía Wilhelm Reich), es la evitación del dolor psíquico que lo transforma, paradójicamente, en sufrimiento crónico. No menos que para poder verificar también la identidad esencial entre el dolor y el amor, su unicidad estructural; y la profundidad anímica a la que accedemos al «pillar» ese asunto. Como dice el místico:

"¿Qué amor es este que está lleno de dolor, qué dolor es este, que regala cuando está hiriendo de amor? (…) No eres dolor porque regalas, deleitas, y recreas, y enamoras. No eres amor pues que me hieres, y me atormentas, y matas".(38)

Creo —e intento practicar y enseñar, en consecuencia— en un enfoque gestáltico integrativo, en una «gestalt ancha»; con un amplio espectro también teórico, en sentido amplio a lo largo de todo el texto que estamos iniciando —incorporando aportaciones de otros enfoques, psicológicos (psicoanálisis, enfoque sistémico,...)

Dice Sainz Bermejo, y creo que podría cambiar su psicoanálisis por mi gestalt:

"El psicoanálisis que a mí me gusta, que practico y enseño, no es el de la interpretación sistemática del inconsciente, sino el que ayuda a comprender lo que se puede comprender, a expresar el dolor, a no negarlo, a conocer los sentimientos, los que hacen daño y los que ayudan a vivir. Sentir para poder pensar, para poder vivir con calma sin hacer ni hacerse daño".(39)

Lo suscribo palabra por palabra. De cabo a rabo. Así que «mi gestalt» —como la de tantxs otrxs, por cierto… como la de cada gestaltista en realidad— es una gestalt particular. ¿Cuál? Una en la que, lo diré una vez más, lo más específico no es ni una teoría ni una técnica, sino una actitud, esencialmente, así que fundamentalmente un cómo, y no tanto un qué. Y que esa actitud, que incluye a ambas (teoría y técnica), y que es básicamente una determinada manera de ponerse frente al otro y frente a la v/Vida, implica una cierta concepción de unx mismx, del otro, de la relación o contacto, y del mundo (fondo, entorno o encuadre). Es decir, que implica una cosmovisión o Weltanschauung. 

Que es aplicable tanto a lo que unx es como persona, como a lo que unx es profesionalmente como terapeuta. Aunque de maneras diferentes, es obvio. Y que, en última instancia, el grado de coherencia entre ambos aspectos —la persona y el profesional—, me parece, retomando la congruencia de Rogers, aunque con diferencias, lo más curativo del proceso terapéutico, lo mejor que unx puede aportar como gestaltista al cliente, paciente o usuarix, y lo mejor que unx puede enseñar a lxs alumnxs que forma, si es el caso. 

Aunque tantas otras veces es precisamente el grado de incoherencia, y sobre todo la manera como unx maneja esa incoherencia —denunciada o no— en el aquí y ahora imprevisto con el paciente, la transparencia modulada respecto a ello, lo que puede hacer el clic. Cuando digo lo mejor, quiero decir con ello que me parece que lo más genuino que aporta la terapia gestáltica fritziana al campo de las psicoterapias, no es una teoría ni una técnica, insisto. Es la transmisión por contagio de la actitud de intento de veracidad hacia unx mismx, hacia el otro y hacia la experiencia en curso que tiende a practicar el gestaltista. La trasparencia bien entendida. Lo que antes he llamado LAT: Lover After Truth, Enamoradx de Lo Verdadero: «Lo Verdadero»** del aquí y ahora antes que cualquier otra cosa. Lo cual no significa que la terapia gestalt no sea útil para curar o reducir síntomas, ni como un buen vehículo en el Viaje de Autoconocimiento, ni que no maneje y aporte aspectos teóricos o técnicos. Que lo hace. 

Pero en lo que he venido escuchando de pacientes, alumnos y terapeutas gestálticos de diferentes procedencias y escuelas, no hay color entre la huella dejada, al cabo de los años, por una y otra manera de entender la gestalt. Creo asimismo que lo más genérico que se ha llegado a definir de esa actitud, en mi opinión y hasta donde conozco, es que es análoga, tiene el mismo tipo de sustancia y de estructura, como ha venido señalando sobre todo Claudio Naranjo, a lo que de común podrían tener algunos (al menos) de los principales Caminos que el hombre ha venido utilizando en la historia para conocerse a sí mismx y su relación con el mundo (las llamadas tradiciones de Conocimiento —o más exactamente la Tradición o Philosophia Perennis—, religiones esotéricas o disciplinas espirituales).

Desde ahí podríamos entender quizá aquello que decía Perls de que él no había descubierto nada, sino más bien re-descubierto algo que ya estaba presente en la historia de la cultura y de la ciencia. Decía:

"Con frecuencia se me ha llamado el fundador de la terapia gestalt. Es falso. Que me llamen descubridor o re-descubridor de la terapia gestalt, vale. Porque la gestalt es tan antigua como el mundo".(40)

Me refiero aquí más específicamente a una doble y simultánea combinación de soltar y estar ahí, de concentración y entrega, de no rechazar y no engancharse (no apego, no aversión, se dice en el budismo), de tomar cualquier forma como vehículo sin dejar de considerarlo como tal. Es también la "choiceless awareness" (atención sin elección) de la que hablaba Kirshnamurti, que decía:

"La libertad es pura observación sin intención. El pensamiento es tiempo. Nace de la experiencia, del conocimiento, que son inseparables del tiempo. Nuestras acciones se basan en conocimiento y, por tanto, en el pasado. El pensamiento es siempre viejo".(41)

Aprender a respirar la vida, tanto como a ponerle corazón a los pensamientos y acciones. Pensar las emociones y las sensaciones, corporeizar los sentimientos y las ideas. Entrenarse en el sostenimiento de lo propio, de la propia neura, en la relación con el otro, al tiempo que unx está en contacto y mirando o viendo a ese otro. Eso que en gestalt resuena en el concepto de awareness, percatarse o darse cuenta… pero un percatarse verdadero, aquí, no egótico. 

Es decir, una manera de estar despiertx, pero no tensx; relajadx, pero no dormidx; atentx como gestaltista (terapeuta) a los contenidos de la mente (propia y del otro) pero sin confundirlos con la mente en sí; vigilante, pero confiadx, confiadx, pero no blandengue; disponible pero firme, abiertx, pero no perdidx. 

Creo que respecto a esa Tradición de la que hablo, la terapia gestalt aporta "chicha", digamos. Le da carne, cuerpo, sudor y lágrimas, risas y vida, gritos y susurros, estallidos e inspiraciones. Aterriza la Tradición en la vida cotidiana. Psicologiza lo vaporoso del simbolismo. Emocionaliza lo ambiguo a veces de lo etéreo. 

Esa gestalt en la que creo trabaja con el pequeño suceso, con el dios de las pequeñas cosas, con lo pendiente con mi papá/ mamá antes de ponerme frente al Dios/Diosa grande; con lxs histéricxs, con los micromovimientos como expresión del decir más que con los gestos ampulosos y las palabras grandilocuentes. O viceversa —dándole cuerda a lo constreñido, ampliando el volumen y el espacio de expresión— con lxs obsesivos o rígidxs, en términos generales; entiende la excesiva abstracción como caca (bullshit, en palabras de Perls),*** como defensa o evitación… pero solo al principio del proceso, y sobre todo para los caracteres mentales. Después habrá que restituir el valor de la Palabra Plena (Lacan), creo yo. Recordemos a Apolo y Delfos. Porque —señorxs gestaltistas, humanistas y newagers— ¡pensar no es malo! Claro está. ¡Faltaría más! Y lo digo de este modo porque en el mundo gestáltico —sobre todo— hay una especie de «cultureta» donde se desprecia el pensar. Creo que hace falta en este contexto una necesaria recuperación del pensar, insisto. Dice Saramago:

"Como todo, las palabras tienen sus qués, sus cómos, sus porqués. Algunas, solemnes, nos interpelan con aire pomposo, dándose importancia, como si estuviesen destinadas a grandes cosas y, ya se verá más tarde, no son nada más que una brisa leve que no conseguiría mover un aspa de molino, otras, de las más comunes, de las habituales, de las de todos los días, acabarán teniendo consecuencias que nadie se atrevería a pronosticar, no habían nacido para eso y, sin embargo, sacudieron el mundo.El vigilante dijo, Entra, y fue como si dijera, ve a pisar el barro, ve a ganarte el pan, pero esa palabra fue exactamente la misma que Lilith, semanas más tarde, acabará pronunciando, letra por letra, después de llamar al hombre que le habían dicho que se llamaba Abel, Entra".(42)

O bien, también podemos ver el poder de una sola palabra en el conocidIsimo y no menos lúcido poema de Miguel Hernández, «Elegía por Ramón Sijé», en donde solo una preposición («con», y no «a») abre un nuevo universo de sentido: la amistad es lo que pensamos/sentimos/hacemos con; no solo querer a, sino querer con:

"En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo… Ramón Sijé, con quien tanto quería".

O sea que en el mundo gestáltico en concreto y en el mundo New Age en general, hay una cierta actitud contramental, como digo; creo que, en el caso de la gestalt, muy heredada de Perls, pero también una manera, me parece, inadecuada de pensar que lo mental es ¡siempre! bullshit, caca, rollo. No, no, lo mental no es bullshit, ni mucho menos… siempre, en todo caso Lo que pasa es que hay que aprender a pensar bien, y eso no es fácil. Pensar bien no es pensar contra el corazón y contra las tripas, es más bien aprender a pensar también con el corazón y con las tripas. Pero no suele haber paso de la dictadura (mental) a la democracia internas sin la «fase tonta» —el famoso impasse perlsiano— en la que lo mental se queda como pasmado, aturdido, en la que unx se piensa estúpido. «Antes sabía pensar y ahora no…», le he oído a muchas personas, pacientes, alumnxs, buscadorxs, a mí mismo hace años. No solo es normal, sino que es necesario. 


Así que el Pensar, el Pensar Bien, es algo tan «sagrado» —o sea, in (dentro) portante ("llevante a dentro")— por lo menos como el sentir (Centro Emocional) y el sensar/moverse (Centro Instintivo/Motor). Se trata pues de aprender a pensar también con el corazón, pensar con las tripas, insisto. Cada vez la ciencia se va acercando más a lo que los sabios y místicos de todas las grandes tradiciones vienen diciendo desde hace milenios, y que algunxs —entre lxs que me encuentro— venimos repitiendo cual altavoces: No solo piensa la cabeza, también piensa el corazón (de ahí que hablemos de «corazonadas»), y también «piensa el vientre»:

"Nuestro tubo digestivo y el del resto de animales vertebrados contiene unos 100 billones de microbios, que pueden llegar a pesar hasta 2 kilogramos y que actúan como un solo órgano. Además de encargarse de funciones esenciales como entrenar al sistema inmunitario, producir vitaminas y descomponer nutrientes de la comida que no podemos digerir, investigaciones recientes también han descubierto que secretan sustancias químicas, algunas de las cuales son las mismas que usan las neuronas para comunicarse y regular nuestro estado de ánimo, como la dopamina o la serotonina. Y ambos órganos se intercambian mensajes y se influyen mutuamente".(43)

Así pues, digámoslo de nuevo, puede haber una fase de «Vuelta a Casa» (a la Ítaca) del pensar, no a favor del ego, no inhibidor de la espontaneidad, sino un complemento, un aporte... No el Pensar Dictador, que todo se lo come, sino el Pensar Democrático, que tiene en cuenta las voces del Corazón y de las Tripas... que hace Tríada con ellas. Tríada que evoca la Tríada Fundamental, recordemos, Madre-Padre-Hijx. Cerebro reptiliano y límbico, sí, claro, pero también cortical...

"Nietzsche considera que la locura corresponde exclusivamente a Dionisos, y además la limita como embriaguez. Con respecto a esto, un testimonio de la talla de Platón nos sugiere, en cambio, que Apolo y Dionisos tienen una afinidad fundamental, precisamente en el terreno de la «manía»; juntos, abarcan completamente la esfera de la locura, y no faltan apoyos para formular la hipótesis —al atribuir la palabra y el conocimiento a Apolo y la inmediatez de la vida a Dionisos— de que la locura poética sea obra del primero, y la erótica del segundo".(44)

La terapia gestalt propone, eso sí, llevar esa palabra abstracta y difusa —así que tramposa— al Aquí y Ahora, y transformarla en cuerpo, corazón, respiración, gesto, movimiento y, finalmente, si es el caso, palabra... pero plena. Enfocar tanto La Palabra del Silencio, como El Silencio de la Palabra.

"Hay un silencio que procede del desacuerdo con el mundo, y otro silencio que es el mundo mismo. Tomados en su significado más hondo, ambos constituyen una forma de audición, un fijar el oído a la consciencia para discernir qué nos escinde de cuanto nos rodea, qué nos separa de lo que somos. Este frágil sentido de la unidad, paradójicamente, es el que conforma al individuo, in-dividuos, «indivisible», temeroso ante el hecho de convertirse en cómplice de su propia disolución: el silencio, la no presencia del lenguaje, deja la identidad en vilo. Sin embargo, estar callado, y que las cosas callen, facilita escuchar lo que entendemos por origen, principio, momento anterior al primer giro de la Tierra que nos implicó en el devenir".(45)

O bien, siguiendo con el silencio:

"En una conocida anécdota, el compositor John Cage cuenta que se introdujo en una cámara anecoica con la esperanza de escuchar el silencio absoluto. Llevaba poco rato encerrado cuando escuchó dos sonidos, uno agudo y otro grave. El ingeniero encargado de la cámara le explicó que el agudo era el ruido de su sistema nervioso y el grave, el de su sangre circulando".(46)

La terapia gestalt, «mi gestalt», si se me permite, aquello que trato de practicar y enseñar, propone frente al psicoanálisis sostener la angustia sin tener que, necesariamente, decirla con palabras, sin tener que palabrearla. O diciéndola de otro modo, con el Arte, con la Música, con el Cuerpo —«Podrías danzar tu tristeza», solía decir Fritz Perls; o J. L. Borges, que llamaba al tango «una tragedia que se baila»—, con la Dramatización, con el Hacer Nada. (47) Al respecto de la tristeza, dice una eminencia como Jan Laporte, médico, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, ex-jefe de Farmacología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona:

"Hemos llegado a un punto que la tristeza se considera enfermedad. Y no: la tristeza es una reacción normal del cuerpo. Al igual que el duelo, pero, ¿con qué nos encontramos? Que el DSM  **** de 2004 decía que el duelo era patológico si duraba más de seis meses. En 2005 dijo, que si duraba quince días. Y la próxima vez, ¿dirá que es patológico si dura dos minutos? Y lo peor de todo: dicen que debe tratarse con antidepresivos".(48)

Precisemos aquí que hacer "nada" es diferente de "no hacer nada". No hacer nada entraña, por su propia construcción sintáctica negativa [«no»], una actitud de evitación, de huida, de contención, de represión, de aguantar algo —la acción en este caso— que no está presente en lo que entiendo como hacer nada. 

Hacer nada en cambio sería lo que alguien puede conseguir —si lo consigue— cuando deja de intentar tanto hacer algo en concreto como no hacer nada. Al mismo tiempo, simultáneamente, atendiendo a ambas cosas a la vez. Hacer nada es una forma de hacer en la que no nos depositamos del todo en la acción; una en la que, cuando hay acción, tenemos presente el contacto con nosotros mismos, con el mundo interno y con el mundo del contacto; y cuando no hay acción tenemos presente que podría haberla. Hacer nada en particular significa entender que no hay una acción necesariamente mejor que otra, de entrada, y hacer lo particular con consciencia de lo general. «Actúa localmente, piensa globalmente». Significa no depositar el ser en aquello que hago o en el resultado de aquello que hago. Es algo así como: «Yo soy de todas formas —en ambos sentidos de la frase [de todas formas], haga lo que haga, y tengo muchas formar posibles para ser—, haga esto o haga aquello, haga bien o haga mal. Haga o deje de hacer, de todos modos, de todas las maneras, sigo siendo. Aunque con consecuencias y aspectos diferentes, claro». Se dice en el taoísmo: «Una especial forma de fluir sin influir, de vivir sin interrumpir y de favorecer sin impedir».(49)

"Esto no significa inactividad, si el Tao requiere de nosotros una actividad cualquiera, por supuesto la realizamos; y en la acción respetamos la no-acción. La flor durante la floración está en Wu Wei, no hace nada, simplemente es una flor y florece. Si la flor tuviera una mente similar a la humana comenzaría a preocuparse y preguntarse: ¿de qué color serán mis nuevas hojas? ¿Podría acelerar mi proceso con un poco de fertilizante? ¿Dónde venden el fertilizante? ¿Cuánto cuesta? ¿Qué dosis debería emplear? ¿Seré mayor que la flor de al lado? Este árbol de ahí no me gusta ¿cómo podría hacerlo desaparecer?, etc., etc. Y empezaría a intentar estirarse para engrandecer sus pétalos y quizá aprendería Taichí para favorecer su proceso de crecimiento. El humano crea muchas más entidades mentales que una flor y dirige su actuación de acuerdo con estas entidades mentales, en muchas ocasiones en una dirección diferente a la del fluir del Tao en ese momento. (…) Si uno trata de permanecer inmóvil durante cuarenta minutos y el Tao le requiere para danzar de alegría, está pecando. Por el contrario, cada vez que actuamos según el fluir del Tao eliminamos Karma, lo borramos".(50)

La gestalt que trato de practicar y enseñar, insisto, cree en el silencio como hablador, como elocuente. Sabe el silencio que decimos siempre, verbal o no-verbalmente, quieto o en movimiento, que decimos a propósito o involuntariamente, consciente o in-conscientemente, y ahí —en ese mundo del inconsciente— se reencuentra la gestalt con el psicoanálisis, aunque en relación a lxs psicoanalistas, entramos a ese asunto por puertas diferentes, lo pensamos diferentemente y lo trabajamos de modo diverso. Decía Kierkegaard, el filósofo al que se considera padre del existencialismo, movimiento este citado como una de las bases teóricas de la terapia gestalt:

"Cuanta más atenta e interna se hace mi oración cada vez tengo menos que decir. Al fin me he vuelto completamente silencioso. Al fin comienzo a escuchar, (que es) algo más que callar. Primero pensaba que la oración era habla. Entonces aprendí que la oración era escucha, no solo dejar aparecer el silencio. Como ahora es. Orar no es una forma de escucharse hablar. La oración implica volverse silencioso, y ser silencio, y esperar hasta que se escucha a Dios".(51)

Pero también la gestalt se encuentra con el conductismo a través del experimento pautado; o con el psicodrama y la dramaterapia mediante el experimento libre y la intervención en la escena. Y con la bioenergética y con las terapias corporales a través del Trabajo de Atención Corporal o con el de movimiento… Y con las terapias sistémicas cuando hacemos actuaciones o lecturas dirigidas al nosotros de una pareja, de un grupo, de una empresa, de una institución… 

Gestalt es, como decía servidor, si se me permite, ya hace unos cuantos añitos  (¡veinticuatro!, 1993) (52), en un texto de homenaje a Memo, a Guillermo Borja:

Gestalt es…
 Cantar con lxs miedosxs
calentar el corazón de lxs cobardes
 devolver la esperanza a lxs golosxs
saturar de mundo a lxs ausentes.
 Dulcificar a los que son de piedra
seducir a lxs donjuanes 
confrontar a vengadorxs
llorar con lxs lloronxs.
Jugar con lxs que creen saberlo todo
 y golpear a lxs flojxs para que busquen su dureza.
Confrontar a lxs huecxs
 desafiar a los héroes
morir con lxs vencidxs
 rescatar a lxs llegadxs.
Velar con lxs abandonadxs
destripar de amor a lxs avarxs
escupir y sonreír a lxs necixs
 devolvernos a todxs la mirada del niñx.
Llegar con lxs que creyeron haber salido
y endulzar el corazón de lxs agrixs
para ir buscando todxs el nuestro”

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* Aquí, no hipomanía bipolar opuesta a depresión, sino eu-foria, buen talante, sentir guay, opuesto a dis-foria, sentir chungo. «La palabra euforia la tomamos del latín renacentista euphoria, en que es préstamo del griego εὐφορία, palabra que en griego era algo así como cualidad de soportar bien, y significaba sobre todo fuerza y brío para soportar, y a veces también buena capacidad de producir, fecundidad y abundancia».
** Ya he dicho en un texto anterior que prefiero hablar de Lo Verdadero que de La Verdad, expresión que me parece que tiende a lo fanático y a lo sectario, que tiene muchas caras y que se escurre como una pastilla de jabón. Por la misma razón me gusta entrecomillar «Lo Verdadero», para marcar la relatividad del asunto.
*** Aunque luego veremos que, en mi opinión, esto necesita matices.

  **** Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, publicado por la APA (American Psychiatric Association).


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( 1) De
https://edicioneslallave.com/product/sexualidades/
(Páginas 47 a 62, ver notas completas ahí)

(2) Miquel Barceló "en acción"... https://www.instagram.com/p/BnMlnjMgQTl/?utm_source=ig_share_sheet&igshid=1cf16yehz0im9

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31.  Colli, G., Ibíd., p. 20.
32.  Lluís Pardo y Mónica Sans.
33.  www.aulagestalt.com/wp-content/uploads/2013/09/dossier.pdf
34.  Guennadi Datura, en Facebook, 13 de julio de 2010.
35.  www.adivinario.com/magia_426_Jano.php
36.  Carácter = eneatipo.
37.  Perls, F., citado en Shepard, M., Fritz Perls. La terapia gestalt, Ediciones La Llave, Barcelona, 2015, p. 33.
38.  De Palafox y Mendoza, J., Tratados místicos. Tomo VI, Real Academia de San Fernando, Madrid, 1767.
39.  Sainz Bermejo, F., Ibíd., p. 23.
40.  Perls, F., citado en Shepard, M., op. cit., p. 27.
 41.  Racionero, L., Memorias de un liberal psicodélico, RBA, Barcelona, 2011, p. 57.
42.  Saramago, J., Caín, Alfaguara, Madrid, 2009, p. 58.
43. www.lavanguardia.com/ciencia/cuerpo-humano/
 20150729/54434657196/microbiota-intestinal-depresion-ansiedad. html
Sexualidades
302
44.  Colli, G., Ibíd., p. 22.
45.  Andrés, R., No sufrir compañía. Escritos místicos sobre el silencio, Acantilado, Barcelona, 2010. 46. Labraña, M., Ensayos sobre el silencio, Siruela, Madrid, 2017.
47.  Véase albertrams.blogspot.com.es/2014/01/hacer-nada-en-particular.html
48.  soycomocomo.es/invitado/joan-laporte

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