EPILOGO del octavo libro la gestalt revisitada
EPILOGO
“Borrarse.
Sólo en la ausencia
de todo signo
se posa el dios”[1]
Bueno… pues ya hemos
terminado otro libro, y estamos aquí de nuevo, otra vez, por octava vez, ¡ah!
Empecé éste apenas
entregado el séptimo en septiembre del 2022[2],
y me ha entusiasmado sobre todo redactar los capítulos no publicados que he
escrito nuevos de arriba abajo – el primero, el tercero, el cuarto, y el
séptimo; la gestalt revolucionaria, la corporal – reposada, la festejada y la
evaluada. Más de la mitad del libro, cuatro de siete, así pues.
Sin embargo, he
sentido un entusiasmo diferente, una conmoción y un ardor interior diverso,
cuando, en realidad, he re- escrito en buena parte los que ya había publicado parcialmente
como artículos: la gestalt histórica, la asociativa y la claudiana. Y lo he
hecho, sobre todo, hilando algunas líneas generales del texto que hermanaban
estas partes con las otras.
Buscando una especie
de melodía o armonía musical común.
Y esto me ha
sorprendido especialmente, aunque ya lo conocía de otros ámbitos creativos.
Como un pintor de brocha gorda que va dando capas y capas – lectura y
corrección, lectura y corrección, lectura y corrección…-, y en cada pasadita
encuentra diferente la obra, las pinceladas, las texturas, el propio
color que se transforma… Pues así ha ocurrido con la escritura, o esa ha sido
mi experiencia.
Cuando me he
decidido a redactar el primer borrador de este epílogo, cuando estoy
escribiendo estas líneas, en agosto de 2023, voy por mi tercera pasadita general,
digamos. Y creo que ya la estructura se va a quedar fija, estable, con esos
siete capítulos, con su prefacio y este epílogo, más el prólogo de Cristina
Nadal esta vez.
La obra ya nació,
aunque no esté todavía completamente terminada, ni mucho menos publicada. Ya no
es un conjunto de capítulos, sino que me parece que va cobrando un alma
unitaria, parece desprender vida propia, un espíritu singular que engloba a
todas sus partes. O eso me gustaría, claro.
Agradezco
encarecidamente a Cristina que haya accedido a preludiar este texto, como
agradezco con el mismo cariño a mis anteriores prologuistas de los libros anteriores:
Claudio Naranjo y Juanjo Albert, que en paz descansen, Paco Peñarrubia (por
partida doble), Francis Elizalde, Elena Revenga y Annie Chevreux.
Espero, querido
lector, que su lectura te haya resultado fructífera
“Quien crea ser el
mismo se equivoca
Yo soy diverso y no
me pertenezco.
Si las cosas son
esquirlas
del saber del universo,
que al menos sea yo
mis propios fragmentos, /
indeterminado al
mismo tiempo que múltiple”
Fernando Pessoa