EXTRACTO DEL CAPÍTULO TERCERO DE "LA GESTALT, REVISITADA": (VER IMAGEN PARA ENTENDER MEJOR)

 




EXTRACTO DEL CAPÍTULO TERCERO DE "LA GESTALT, REVISITADA": (VER IMAGEN PARA ENTENDER MEJOR)

[Pues bien, lo que estoy llamando Gestalt Lenta o slowgestalt, y que intentaré desarrollar en este capítulo, se inscribe en la corriente de las gestalts corporales que intentan integrar conciencia y movimiento, en este caso micro- movimiento o movimiento interior. O sea, que la quietud consciente puede generar movimiento interior; la lentitud consciente puede llegar a ser vivaz y fogosa, incluso vertiginosa; el aquietamiento del movimiento de desplazamiento, si aumentamos la conciencia corporal, puede llegar asimismo a ser presto y raudo.
“La lentitud, en nuestra sociedad moderna y capitalista, obsesionada con la velocidad y la eficiencia, se convierte en un acto de desobediencia al sistema. En un mundo donde todo parece ir a un ritmo frenético, detenerse, tomarse un tiempo y ser deliberadamente lento se vuelve revolucionario. Es un acto de resistencia contra las demandas implacables de productividad y consumo desenfrenado. La lentitud nos invita a reconectar con nosotros mismos, a valorar el tiempo, a vivir con intención y a cuestionar las normas establecidas. Es una forma de reafirmar nuestra autonomía y recordarnos que somos dueñxs de nuestro propio ritmo en un mundo que intenta imponernos uno acelerado. La lentitud es una forma de amor y respeto hacia nuestros cuerpos, hacia nuestras vidas, hacia la tierra y hacia la vida de Todo.” (Del muro de Itziar Torres, en Instagram, verano 2023)
En efecto, en nuestra sociedad tan fast (rápida), ser slow (lento) es contracultural, revolucionario.
Claro, se nos empuja a ir deprisa deprisa. Se nos pone música marchosa en el super para que compremos más rápido, para que compremos más. Atiborramos las agendas de actividades, quizás a causa del horror vacui, por miedo a qué sucederá si hay tiempos vacíos. Llenamos las casas de cosas, como si eso fuera mejor que nuestros hogares estuvieran parcialmente vacíos. Lo asociamos, ese lleno, con prosperidad, abundancia. Asociamos el vacío a pobreza, la lentitud a idiotez, el silencio a aburrimiento, la rapidez a energía guai.
Pero no es del todo así, claro… Y, si lo fuera, ¿qué tienen de malo la pobreza, la idiotez, el aburrimiento y el silencio… entendidos en un sentido particular, al menos?
Veamos.
SOBRE LA "POBREZA"
Sobre la pobreza, escuchemos en primer alugar al poeta:
“Las piedras colocadas sobre piedras
y encima de ese muro primitivo
algún olivo blanco.
No sé por qué será que ciertas cosas
que apenas dicen nada,
que bien analizadas no son cosas
dignas de nada,
causan sobre mi ánimo un influjo
de inextinguible paz.
Se diría que siento mis raíces
dentro de esos contornos depurados
que no son nada,
dentro de esa vejez
de una humildad tan firme
cual si una incitación muy familiar
me retuviera allí.
Algo como una voz que me dijera
de dentro de mí mismo :
esta fe encantadora
es la pobreza” .
¿Cuál será esa fe encantadora que es la pobreza? Pues yo creo que la capacidad de reconocer la complejidad de las cosas aparentemente simples, de apreciar la belleza de lo desnudo, del no artificio, de lo natural, por ejemplo. Seguramente sea ese el sentido profundo de lo que Naranjo llamaba espontaneidad, y Fritz auto- regulación organísmica: la recuperación del animal que somos, del vegetal que nos constituye, de lo mineral que nos habita.
Aquí, la más alta cultura nace de un acuerdo elemental con la naturaleza, algo propio de la cultura griega clásica, por cierto. En esta “pobreza”, podemos ver:
[(…) los ecos de la "pobrecilla mesa" de Fray Luis. Al fondo, se oye a Horacio, porque esta espiritualidad viene del mejor paganismo y de la sobriedad ibérica combinada con el despojamiento oriental”
O, por otra parte, ¿por qué será que, en el famoso Sermón de La Montaña, de Jesús de Nazaret, se dice que son bienaventurados los pobres de espíritu porque ellos verán a Dios?
Una persona “pobre de espíritu” es quien es capaz de reconocer su pequeñez frente a La Vida, frente al Cosmos, frente al Misterio… sin por ello empequeñecerse.
No es baja autoestima, es humildad, que es otra cosa. Humildad viene de humus, esa capa superior de la tierra que contiene materia orgánica fruto de la descomposición de la materia viva, precisamente. ¡Abono natural, compost…!
Volviendo al poeta, esa “pobreza” sería:
"Percibir el pespunte inverosímil /
que nos liga a la tierra, nuestro sino /
nuestra caducidad. Sentirnos cuerpo".
O, en “La ilustre pobreza”, precisamente, nos dirá el mismo Gil-Albert que vengo citando:
"En la mesa unos frutos, pan, el agua, /
un aceite dorado, una sal gruesa /
… Mi madre dice: todo se ha gastado. /
Nada quedó. ¿Qué haremos? Y una nube /
como de luz me envuelve, una promesa /
de rebasar lo sórdido del mundo /
de acometer lo mágico inaudito..."
Esa pobreza que nos faculta para, eventualmente, “acometer lo mágico del mundo”, así pues. Ese plácido menguar, esa abundante escasez, esa sobria ebrietas, sobria ebriedad, de Filón de Alejandría, “que faculta para gozar el entusiasmo sin incurrir en necedades” , por ejemplo.}

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