"Albert Rams y su sabroso entrante de 7 minutos"
L@s chic@s de "La Mirada de las Fieras" (www.lamiradadelasfieras.com ) que preparan un documental sobre Memo ( Guillermo Borja) vinieron a casa el otro día a entrevistarme. A continuación su testimonio del evento, tal como Lola lo cuenta...
Albert Rams y su sabroso entrante de 7 minutos
marzo 11, 2014 en LMDLF - Guillermo Borja
Empezaste fuerte el aperitivo contando la anécdota de cómo conociste a Memo en el año 1986 en casa de Paco Peñarrubia y Annie Chevreux donde te alojabas. Era una reunión de colegas y cogiste una buena cogorza de güisqui. Paco se ofreció acompañarte hasta tu habitación y Memo intervino diciendo: “¡No no, si él se la ha cogido que vaya solito!”. Y ese fue tu primer contacto. Todavía no era tu maestro, lo considerabas un colega. Te lo acababan de presentar ese día.
En tu segundo encuentro te regaló una estatuilla de dos mujeres haciendo el amor: “La he robado en El Corte Inglés… o comprado, no sé”. Luego te dijo que te la había traído de México. Al final nos comentas que aún hoy no has podido saber cuál fue la versión real, jeje. Y te pusiste a recitar la canción de Joaquín Sabina…
“Y llegó con su espada de madera
y zapatos de payaso a comerse la ciudad
compró suerte en doña Manolita
y al pasar por la Cibeles quiso sacarla a bailar
un vals como dos enamorados
y dormirse acurrucados a la sombra de un león,
que tal, estoy sola y sin marido
gracias por haber venido a abrigarme el corazón.
Ayer a la hora de la cena
Descubrieron que faltaba el interno dieciséis
Tal vez disfrazado de enfermero
Se escapó de Cienpozuelos con su capirote de papel
A su estatua preferida un anillo de pedida
Levantó en El Corte Inglés
Con él en el dedo al día siguiente
Vi a la novia del agente que lo vino a detener.
Cayó como un pájaro del árbol
Cuando sus labios de mármol lo obligaron a soltar
Quedó un taxista que pasaba
Mudo al ver como empezaba la Cibeles a llorar
Y chocó contra el Banco Central,
Y chocó contra el Banco Central,
Y chocó contra el Banco…”
De pe a pa. Casi toda la recitaste como un poema, sin música, y solo los últimos versos te lanzaste a cantarla. Muy significativa esa canción para ti. Por esa mezcla de loco de capirote, de payaso, pero un loco-payaso que haría llorar a la Cibeles, una estatua de piedra, alguien de piedra como te definiste tu mismo, creías entonces que tu mismo eras de piedra. Y Memo miró a ese ser de piedra que eras tu, te atendió, y esa relación amorosa en el sentido de que alguien te mirara, ese tipo de Mirada que te ofreció Memo… y lloraste, lloraste, lloraste. Comentabas que esos días lloraste muchísimo.
Vuestro tercer encuentro fue en el SAT donde Memo formaba equipo con Claudio. Y allí ya entraste en un trabajo muy fuerte con él, impresionante, no solo con Memo. Nos contaste que te impactó todo, era todo lo del SAT. Y Memo era una figura principal. Y luego supiste que Claudio “os encargó” a Guillermo Borja, es decir, le pidió a Memo que os atendiera, cuidara, personalmente o algo así, y ahí fue una cosa muy fuerte, del trabajo del carácter, cosa que se repitió con mucha gente.
Y en 1989 te fuiste con tu mujer Cristina Nadal a México a hacer el trabajo en el desierto…. Y todo esto lo contaste, cantaste y emocionaste en los primeros 7 minutos de tu entrevista. Filmamos casi 2 horas…. Y aquí lo dejo.
Nos serviste un aperitivo potentísimo. Mi corazón estaba acelerado escuchándote y temblando de miedo por ese abejorro que no paraba de dar vueltas alrededor mío mientras te filmábamos en la terraza de tu jardín. Y yo intentando mantener una actitud imperturbable, lo más profesional posible para no interrumpir tu exposición, pero temblando por dentro; casi entré en pánico por ese miedo absurdo al inoportuno insecto. Su zumbido me aterrorizaba y parecía que tenía predilección por revolotear alrededor de mis oídos y de mis ojos. Muy cerquita. Toda mi piel supuraba miedo. Tras la entrevista te comenté el incidente. Mas de media hora mi atención estuvo dividida entre tu y el abejorro, hasta que decidí olvidarme de él y por arte de magia desapareció de la escena. Me dijiste que los abejorros huelen el miedo, lo perciben, son seres vibratorios. Y que el miedo les atrae como un imán. Por eso solo voló alrededor mío y solo alrededor mío. Ni se acercó a ti, ni a Gerard, ni a Xavier Figueras, nuestro nuevo compañero en el equipo de La mirada de las Fieras. Me impactó tu comentario, pero realmente fue así como sucedió. Cuando me concentré en ti tomando la decisión de no dejar que mi miedo histérico me robara mi atención, se fue zumbando, nunca mejor expresado.
Gracias por mostrarte tanto y por prepararnos esa suculenta comida de ir abriendo tus ‘memo-rias’, tus vivencias, tu experiencia y tu corazón poco a poco, como sirviendo continuamente y seguiditos un montón de platos sabrosos, picantes, fuertes, suaves, dulces…. como si de una gran fiesta se tratara.
Muchísimas gracias Albert por ese disfrute tan suculento.